«RENE CABEL: EL TENOR DE LAS ANTILLAS»

LIBERTAD LAMARQUE Y RENEE CABEL

René Cabel, denominado el ‘Tenor de las Antillas’, fue otro de los grandes que se impuso, dejando un extenso repertorio, con él realmente se inició la era de los ‘tenores boleristas’ donde una voz gruesa marcaba la pauta: (Despecho, Amigo, Irremediablemente solo, Palabras de mujer, etc). Abrimos esta página con la deliciosa, graciosa e inolvidable actuación de la gran Libertad Lamarque “La Novia de America” con el siempre jovial, dicharachero y alegre René Cabel, recordando el debut de esta insigne cantante del mundo en la incipiente televisión cubana, gracias a la gentileza de YouTube liberhincha, y luego entramos a conocer una semblanza de lo que podemos denominar una pequeña biografía del “Tenor de las Antillas”. Introito: El Blog del Bolero.

«PEREGRINA»

“Soltando el alma por la boca, convertida su ansia en aire tremendo que el fuego de sus dieciséis años reforzaba, un muchacho lleno de sueños, lleno de música él para siempre, en 1930, frente a un micrófono de la emisora CMBD de la ciudad de La Habana, dejó de llamarse José de Jesús Cabezas Rodríguez, para ostentar, en todos los rincones de América, otra marca en la piel y en el rostro, y desde entonces fue, simplemente, contra el olvido, René Cabel, acompañando a los que saben amar. Cómo llamarse así. Cómo recordar luego, en el muro del malecón, o en la planicie de los cielos, que la voz que entona el canto que hace soñar a la persona amada se llama José de Jesús, que parece apelativo más de jefe de secta y no santo y seña del alma.

«TU ME ACOSTUMBRASTE»

Recordar que el dueño de un torrente sonoro que estremece tiene el inhumano nombre de José de Jesús Cabezas Rodríguez no es cosa de humanos. Por eso aquella tarde, cuando el febril muchacho que lo portaba, abrió su portentosa cascada interior, el avispado empresario Gaspar Pumarejo le inventó aquella nueva mascarada real, el escudo de guerra que el tenor iba a cargar para siempre en el asalto a las huestes del amor. Armado caballero, ungido, convertido en suave león que embelesa más que asusta, René Cabel salió a la tarde habanera siendo otro y él mismo, con la llave para abrir el cielo de los grandes. Había nacido para la música.

«NUESTRAS VIDAS»

Algo de magia le acompañaba en el empeño; alguna sombra extraña le cubría con la fronda de pasadas glorias que iban a pertenecerle, poco a poco, en el hechizo del canto. El muchacho de largo nombre que sufrió otro bautizo aquella tarde del año 30, había estudiado, nada menos, que con el maestro Arturo Bovy, el director del coro que acompañó a Enrico Caruso en 1919, en su accidentada visita a La Habana. De algún modo el aura del tenor italiano le había aupado la sangre impetuosa al ahora René Cabel, y soñaba victoriosas escalas y aplaudidas arias en la Scala de Milán. Pero no fue posible. A esta altura del mundo nada recuerda por qué –tras ocho años de empeño- nunca logró incursionar en el bel canto. Tal vez fuera su éxito impactante en 1933, con el apoyo de un pianista, dedicando su técnica exquisita a la canción romántica, y al bolero de raíz lenta y espaciosa que comenzaba a hacer temblar en cristal del universo. Fue culpable el bolero de que su torrente tronante conquistara cauces nuevos, siendo luz y penumbra para las almas que se buscan. Hubo también otros culpables, para bien nuestro. Yo le agradezco a René Cabel estar vivo, porque el corazón de mi padre pudo derramarse así en la piel de aquella muchacha menuda que tintineaba bajo la luz esperándole. Con la voz del tenor pudo mi padre detener el tiempo, hacerlo suyo, manejando a su antojo entre las olas del amor, aquel reloj que construyó Roberto Cantoral para que soñaran las muchachas tímidas. Fue el maestro Ernesto Lecuona uno de esos trampolines, que propiciaron que Cabel cubriera con su voz el cielo de mi isla. Con una pieza de Lecuona, “Yo quiero que sepas”, invitado por este a uno de sus conciertos habituales, le arrancó el júbilo a los presentes y tuvo que repetirlo cinco veces aquella noche de su gloria.

CON LA ORQUESTA CASINO DE LA PLAYA

Había cantado en 1934 acompañado por la Orquesta de los Hermanos Castro, una de las familias más musicales de Cuba. Amparado por sus aciertos, y con el ímpetu de sus 23 años, se lanzó a México, el inicio de otro gran sendero para su lírica impecable. Tierra del gran Pedro Vargas, que ya había hecho el camino en dirección contraria, Cabel se sumergió en el desafío. Vargas tenía, en su bautismo total, el título de “Tenor de América”. El cubano se contentó con un reinado menor, territorio marino de profundas resonancias. Así fue desde entonces “El tenor de las Antillas”, un vasto imperio de islas sensuales, desperdigadas, míticas. La noche del mar cálido fue diferente escuchándole, en ese rosario de amores inmemoriales que huelen a salitre y brisa ardiente. Nadie que le escuche ahora en “Lejos de ti”, “Despecho”,”Inspiración”, “La barca”, “Santa” o “Mujer”, puede abrir los ojos del mismo modo al siguiente amanecer. Algo en su interior se habrá roto o brillará de otra manera, algún ruido del viento le evocará otras historias, como si en su corazón se almacenaran otras distancias, otros besos, las palabras no dichas nunca antes por la dicha. No estuvo en las victrolas de los bares marrulleros. No hizo llorar a borrachitos desamparados. Sin embargo logró, desde las aguas tibias de ese mar que rodea las islas antillanas, acercarse a la gente a lo mejor del sentimiento, eso que los tristes espíritus han dado en llamar “lo romántico” o “canción romántica”, y que no es más que el sentimiento humano con el que nos enfrentamos a las profundas cosas de la fundación de la vida. Dicen que el presidente Carlos Prío Socarrás no dejaba de escuchar cada día la versión de “Peregrina” en la honda nostalgia del aire de Cabel. Mi madre murió antes, sin haber dejado de ser la muchacha que esperó que aquel reloj que viajaba en la voz del tenor, dejara de marcar, inclemente, las horas del susto de los hombres, esos golpes de tiempo que nos acercan al adiós. No supo nunca que René Cabel, que una vez fue José de Jesús Cabezas Rodríguez hasta que le encontró la finísima mirada de Gaspar Pumarejo, había detenido su maquinaria lírica la noche del 14 de marzo de 1998, bajo el cielo acerado de Santa Fé de Bogotá, Colombia. Allí vivió desde 1964, y se ocupó de cosas más profanas, dirigiendo espectáculos en el Hotel Tequendama, donde seguro vio morir a otro grande, Miguelito Valdés. Desde las olas espesas del sueño le regalo al gran tenor una bienvenida tardía. Puntual, como deben hacer los agradecidos, le doy la despedida y las gracias, aunque sólo sea porque hizo soñar y amar. Tal vez en nombre de aquella muchacha que una vez fue mi madre, que confundió el otoño con su voz, y que sintió saltar su corazón con el rumor de su llamado”. Ramón Fernández-Larrea en Barcelona, noviembre del 2002. Fuente:RADIO GLADYS PALMERA – Cruilla de les Cultures – Tempo Latino …

10 thoughts on “«RENE CABEL: EL TENOR DE LAS ANTILLAS»

  1. Estimado señor Roberto García bienvenido a nuestro blog y gracias por su amable participación en el mismo. Para nosotros Rene Cabel fue uno de los grandes cantantes de todos los tiempos y consideramos que no se le han rendido los honores que como tal merece. Fue un prodigioso cantante cuando la llamada época dorada de la música cubana,cuando surgieron una gran cantidad de cantantes de todos los estilos y cual mejores. Lamentablemente no contamos con suficientes videos con su exquisita voz para hacer honor a lo que estamos diciendo, pero deseamos que nos crean cuando decimos que grabó casi todas las canciones que ahora son clásicos y se han oído en otras voces, también maravillosas y de grandes méritos. Gracias al señor García nuevamente y reciba nuestros saludos con la mayor consideración y estima. Atentamente: Oswaldo Paez

  2. Apreciado señor Antonio Ledo Alvarez bienvenido a nuestro blog y gracias por su gentil intervención en el mismo. Esas memorias del gran e inolvidable Rene Cabel son producto de lo que hemos obtenido en Internet, que aunque no estamos muy satisfecho con ello, es lo que había y lo que nosotros hemos podido agregarle de acuerdo con lo que conocemos y con lo que tenemos en nuestros archivos. Adicionàndole, por supuesto, los videos que aparecen en YouTube como debido complemento. Gracias mil por sus bondadosas felicitaciones, que recibimos como estimulo para continuar en lo que nos hemos propuesto desde hace un año y un mes cuando nació este blog. El equipo lo integramos únicamente quienes siempre suscriben estas correspondencias, ya que los otros miembros, por sus ocupaciones profesionales han tenido que ceder en su empeño inicial. Nuevamente muchas gracias y reciba nuestros saludos con la mayor consideración y estima. Atentamente: Oswaldo Paez

  3. Cada vez que oigo a Rene Cabel me arrepiento de no haber ido mucho antes a Colombia. Lo oí por primera vez en una rockola y desde entonces lo busco en todas las disqueras y no lo encuentro. Creo que es el mejor bolerista que ha existido. La mejor voz y la más auténtica personalidad.

  4. El día de ayer en Biography Cannel, tuve la suerte y el honor de conocer a Rene Cabel, su portentosa voz; y cuanto me llamó la atención el que él cantara una canción, con la cual yo he disfrutado de la deliciosa compañia de dos amores, en tiempos distintos, por supuesto, «tu me acostumbraste». Me llenó el alma de alegria observar como los cubanos han hecho esas maravillosas canciones y como lo disfrutan; y nos permiten a los demás disfrutarlas, igualmente.
    Un aclamación y muchas reverencias al folclor cubano, con sabor a «moros y cristianos»

    • Roberto Mercado ,pues si hay musica de Rene Cabel , en el mercado hay varios CD entre ellos 2 del sello Alma Latina ….
      Trata de buscar en el Museo del Disco.
      htpp://www.museodeldisco.com
      Yo el unico que no he encontrado en CD fue el que grabo con el trio Taicuba , lo tengo en LP y es una joya.

  5. Rene Cabel,tenía una voz de terciopelo,hace mucho tiempo que busco algún cd de el , no puedo encontrar,lastima por que me encanta ,

  6. ¡Espléndida voz y estilo!.
    Felicidades a los autores de éste blog, a los interesados en perpetuar la memoria musical y todos aquellos que, difundiendo a grandes artistas como Cabel, los hacen cercanos a la inmortalidad.

  7. René Cabel es uno de esos predestinados poseedor del don divino de una voz muy bella y bien afiatada. Actualmente tengo 75 años y conozco la canción de Ricardo Palmerín «Peregrina» desde que tenía 30. Nunca he escuchado cantarla a nadie en la forma tan perfecta como lo hacía René Cabel.
    Lamentablemente no he logrado grabar esta preciosa interpretación del «Tenor de las Antillas». Es una lástima que la hayan quitado y no esté disponible. ¿Cómo podría conseguirlo?

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